Durante los primeros meses de vida, los recién nacidos duermen entre 14 y 17 horas al día, distribuidas en periodos cortos de 2 a 4 horas. Esto se debe a que su pequeño estómago necesita alimentarse frecuentemente, incluso durante la noche. No te preocupes si su sueño parece irregular; es completamente normal en esta etapa.
Aunque al principio el sueño del bebé no seguirá un horario estricto, establecer una rutina predecible puede ayudar a que tu pequeño asocie ciertas actividades con la hora de dormir. Por ejemplo:
Un baño relajante.
Un masaje suave.
Alimentarlo en un ambiente tranquilo.
Leerle un cuento o cantarle una canción de cuna. Repetir estas actividades diariamente a la misma hora creará una sensación de seguridad y tranquilidad en tu bebé.
El entorno donde duerme tu bebé juega un papel crucial en su capacidad para descansar. Asegúrate de que:
El cuarto esté oscuro o con luz tenue.
La temperatura sea cómoda (entre 20-22 °C).
Haya un nivel de ruido mínimo o uses un ruido blanco suave para calmarlo.
Su cuna sea segura y libre de almohadas, cobijas sueltas o juguetes.
Durante el día, mantén el ambiente iluminado y lleno de actividad para ayudar a tu bebé a entender que es hora de estar despierto. En cambio, durante la noche, mantén la iluminación tenue y las interacciones al mínimo para reforzar la asociación con el descanso nocturno.
Aprender a identificar las señales de sueño de tu bebé puede ayudarte a acostarlo antes de que esté demasiado cansado. Algunas señales comunes incluyen:
Bostezar.
Frotarse los ojos.
Párpados caídos.
Irritabilidad o movimientos lentos.
Cuando notes estas señales, es el momento ideal para llevarlo a dormir.
A medida que tu bebé crece, puedes ayudarlo a aprender a calmarse y dormirse por sí mismo. Acuéstalo cuando esté somnoliento pero despierto, para que se acostumbre a dormirse sin depender completamente de ti. Esto no significa dejarlo llorar, sino brindarle la oportunidad de desarrollar esta habilidad poco a poco.
Recuerda que cada bebé es único, y establecer una rutina de sueño puede tomar tiempo. Habán días buenos y días difíciles, pero lo importante es mantener la calma y ser consistente con las rutinas.
El sueño fragmentado puede afectar a los padres. Aprovecha los momentos en que tu bebé duerme para descansar también. No dudes en pedir ayuda a tu pareja o familiares para que puedas recargar energías.
Establecer una rutina de sueño para tu recién nacido es un proceso gradual, pero con amor, paciencia y consistencia, podrás ayudar a tu bebé a descansar mejor. Esto no solo beneficiará a tu pequeño, sino también a ti y a toda tu familia.